Nuestra profesora de Inglés,
Raquel Berrocal Cordoncillo,
nos recomienda la lectura del libro
Ana de las tejas verdes, de Lucy M. Montgomery,
que encontraréis expuesto en la Biblioteca del centro.
Aquí tenéis su recomendación:
"El orfanato de Halifax había cometido un error. Habían enviado a una niña, ¡una niña!, en lugar del chico que Matthew y Marilla habían pedido para que les ayudase con las tareas de la granja.
Una niña pelirroja y flacucha que no paraba de hablar, soñadora, optimista, con puntos de vista inusuales, apasionada de los libros y con una imaginación desbordante. Tendrían que devolverla… ¿o no?
Lo cierto es que ni Tejas Verdes ni los habitantes de Avonlea jamás volverían a ser lo mismo.
Publicada en 1908, este clásico de la literatura infantil y juvenil canadiense lleva más de un siglo colándose en el corazón de millones de lectores también en forma de cómics, series de televisión, películas y dibujos animados.
Ana se quedó y aprendió a controlar su lengua y su temperamento, no sin esfuerzo. A través de sus ojos, descubrimos un entramado de personajes y de historias inolvidables: Diana Barry, la amiga del alma que todos quisiéramos tener; la srta. Stacy, la maestra inspiradora capaz de encender la chispa divina en sus alumnos (“El mañana siempre es nuevo, limpio de errores”); Rachel Lynde, la vecina omnisciente siempre al acecho; Gilbert Blythe, el compañero al que Ana le rompió la pizarra en la cabeza, y tantos otros.
La
historia de Tejas Verdes es sólo el primero de los ocho libros que continúan
hablándonos de las aventuras, esperanzas y sueños que se agitan entre el final
de la infancia y todo lo que se extiende más allá, salpicados de situaciones
cómicas y el encanto de la isla del Príncipe Eduardo, buscando siempre la
honestidad, la alegría, la poesía en los detalles de la vida sencilla, el buen
humor y los nobles sentimientos de las gentes del campo.
Ana nos enseña que se puede encontrar un “kindredspirit” – un espíritu afín - donde uno menos se lo espera. Que acabar con el pelo teñido de verde es mucho peor que tenerlo rojizo. Que caminar por un tejado con toda tu clase mirando no es buena idea, ni para ganar una apuesta. Que los bosques encantados quizá solo lo están en tu imaginación. Que si te fijaste bien en la botica de Marilla, quizá puedas salvarle la vida a tu vecina. Que una tarde de primavera te pones tu mejor vestido y a lo mejor terminas persiguiendo a tu vaca por mitad de un barrizal. Que no puedes impedir que tus amigos crezcan, y cambien, y se vayan. Que si te quedas colgada de un puente, con cara de tonta, mojada y muerta de frío, siempre pasará por allí el muchacho que menos querrías que te viese así. Que aunque ganes la beca Avery y te vayas a estudiar lejos de casa, puede que lo que buscabas lo hubieras tenido muy cerca todo el tiempo.
Ana nos enseña que se puede encontrar un “kindredspirit” – un espíritu afín - donde uno menos se lo espera. Que acabar con el pelo teñido de verde es mucho peor que tenerlo rojizo. Que caminar por un tejado con toda tu clase mirando no es buena idea, ni para ganar una apuesta. Que los bosques encantados quizá solo lo están en tu imaginación. Que si te fijaste bien en la botica de Marilla, quizá puedas salvarle la vida a tu vecina. Que una tarde de primavera te pones tu mejor vestido y a lo mejor terminas persiguiendo a tu vaca por mitad de un barrizal. Que no puedes impedir que tus amigos crezcan, y cambien, y se vayan. Que si te quedas colgada de un puente, con cara de tonta, mojada y muerta de frío, siempre pasará por allí el muchacho que menos querrías que te viese así. Que aunque ganes la beca Avery y te vayas a estudiar lejos de casa, puede que lo que buscabas lo hubieras tenido muy cerca todo el tiempo.
Así pues, os recomiendo hacerle un hueco en vuestras lecturas a Ana si queréis sentir nostalgia de un lugar en el que nunca habéis estado y de una época que sobrevive sólo en los espíritus afines."
Muchas gracias, Raquel, por tu recomendación.